Nos alojamos en el Salette Hotel. La entrada tiene buena pinta pero un corredor largo nos va a depositar en el hotel más cutre en lo que llevamos de viaje.
Pasillos lúgubres y en penumbra, habitaciones mínimas, con puertas abiertas y clientes sudosos y somnolientos tumbados sobre las camas, desprovistos de camisetas y casi sin ropa. Parece un lazareto, un hospital de mala muerte donde los pacientes abren la puerta de su cuarto en busca de un poco de aire que no hay. Nuestra habitación es siniestra, un lavabo, dos camas con los colchones vencidos, una ventana que da a un patio lleno de humedad, un ventilador de aspas que no funciona y cuatro paredes comidas por el paso del tiempo, salpicadas por líquidos secos que fueron presumiblemente viscosos. El nombre del hotel se acompaña del siguiente eslogan publicitario: “continuidade do seu lar” ¡La “continuidad de su hogar”!
© Faustino Rodríguez Quintanilla, texto y fotos.
Nota del Diario de Viaje. Corumbá, Brasil. Noviembre de 2012.
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