La mañana está azul y el sol invade el pequeño cementerio de Macugnaga, bajo la impresionante cara sur del Monte Rosa, mientras paseo entre lápidas y tumbas.
Como en otros cementerios alpinos, Zermatt o Chamonix, aquí en Macugnaga se encuentran decenas de alpinistas caídos en la inmensidad de esta montaña. Jóvenes, mayores, guías…, todas las lápidas están cuidadas, algunas con flores recientes aún muchos años después de la tragedia. Me llama la atención la de un alpinista desaparecido en 1951 y vuelto a aparecer, expulsado por el glaciar, en el año 2007. Vuelvo a dirigir una mirada a la tremenda pared del Monte Rosa y me invade una mezcla de sobrecogimiento y emoción.
Salgo del cementerio y paseo por las calles nevadas de Macugnaga, el sol ha empezado a calentar y se está bien. Poco después me llama la atención una tienda de recuerdos que parece sacada de otro tiempo. Un venerable anciano está sentado en su interior. Tiene la mirada perdida, quizás recordando los muchos momentos de su apasionante vida. Se trata de Oberto Giuseppe, guía alpino, una institución en el valle y en el CAI (Club Alpino Italiano), el “ultimo del Gasherbrum”, como también le llaman; la épica expedición italiana al mítico 8000 del Karakórum de 1958. Aquélla expedición de la época dorada del alpinismo italiano, en la que participaran figuras como Ricardo Cassin y Walter Bonatti. Oberto sigue teniendo buena memoria y se queja de este “invierno templado” que tenemos. –Yo hacía de guía en verano y en invierno trabajaba en el bosque –me dice. –“Non sapevamo cos' era il freddo”. Oberto Giuseppe, guía del Monte Rosa. Un superviviente.
© Faustino Rodríguez Quintanilla, texto y fotos.
La foto en blanco y negro corresponde a los miembros de la mítica expedición (archivo CAI).
Macugnaga, Alpes italianos, enero 2016.
Jerez, marzo de 2016.
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