Un viaje por los fogones del mundo: Rumanía

Un viaje por los fogones del mundo: Rumanía

La gastronomía nos da mucha información sobre la historia de un pueblo, las tradiciones heredadas, el mestizaje… 

La huella de los cambios de una ciudad, la cultura, la evolución tecnológica queda impresa en el sabor, las especias y los fogones. Para mí, uno de los mayores atractivos de un viaje es conocer la gastronomía.

Desde esta sección de este blog, os invitamos a recorrer el mundo desde la cocina. Queremos crear un espacio que permita a los que ya hayan visitado estos destinos recordar la experiencia gastronómica vivida y, a los que aún no los conozcan, descubrir lo que pueden encontrar en las mesas de otros países.

Esta ves, nos vamos de viaje gastronómico a Rumanía, "¿qué tal se come por allí?".

En la cocina rumana, confluyen múltiples y dispares influencias modificadas en el curso de los siglos, es el reflejo de la vida de este gran país. Encrucijada de culturas y tradiciones muy diversas. En la mesa de los rumanos encontramos influencia en la cocina balcánica, así como de la de otros países vecinos tales como la cocina alemana, serbia y la húngara a la que se le suma los aromas mediterráneos, especialmente turcosfranceses e italianos… 


Ha desarrollado características muy particulares debido a tres causas principales: la marcada influencia de la cocina rusa y turca, los ecos de la gastronomía occidental, especialmente la húngara y francesa, y la gran cantidad de variedad de productos derivados de la fertilidad de esta tierra, que podemos encontrar en los mercados.

Herederos de una tradición pobre, con hondas raíces en los gustos de un mundo de pastores y campesinos, hoy os presentamos la Mâmâligâ,  alimento tradicional de Rumanía y Moldavia. Es una especie de polenta de harina de maíz que todavía actualmente se cocina en un recipiente de cobre. Se puede condimentar con mantequilla o queso, con nata, o bien servir de acompañamiento a otros platos.

Se lo consideraba en la antigüedad, un alimento de las clases humildes, que lo empleaban como sustituto del pan, sobre todo en las áreas rurales. Las rebanadas de mămăliga se pueden tostar en la estufa de cocinar, freír en aceite o grasa animal, o también, se pueden hacer panes de mămăliga rellenos con diversos tipos de quesos como; brânză de burduf, caş frământat.

Se ha elaborado de forma tradicional en agua cocida. Se sirve generalmente con nata agria y queso (mămăligă cu brânză şi smântână). Suele servirse como acompañamiento de algunos platos como el sarmale (rollitos de hojas de col o vid rellenos de arroz y carne picada).

La cocina rumana es, una de las más variadas y eclécticas de la Europa del Este.

Los mititei o mici, literalmente “los chiquitines” y la cerveza no faltan en ninguna celebración campestre rumana. Su inconfundible olor y chisporroteo en las barbacoas marcan la llegada del buen tiempo. Son unos rollitos de carne de oveja, cerdo y ternera condimentadas con ajo y una mezcla de especias (tomillo, pimienta negra y jamaicana, anís, comino y coriandro) que se hacen a la brasa como los pinchos morunos. Es otro de los preparados que se encuentra en varios países de la zona, con ligeras variaciones. La guarnición clásica rumana para los mici son patatas fritas, encurtidos (pepinillos y/o pimientos) y mostaza picante o dulce. Una de las que más gusta a los viajeros es la Ciorbă de Fasole cu Ciolan (judías con jamón ahumado o tocino) parecido al potaje de judías pero más caldoso que en algunos lugares se sirve dentro de un pan de hogaza hueco a modo de plato.

Además encontraremos una amplia variedad de carne a la parrilla ...

Para los amantes del queso, están de enhorabuena, porque en Rumanía encontrarán quesos deliciosos elaborados  en muchos casos por pastores.



! Y para acompañar estos ricos platos no te olvides de probar!

La bebida típica de Rumanía y también la preferida de los rumanos, la tuica, un aguardiente de ciruelas elaborado con cariño. Aunque no es cariño precisamente lo que se siente cuando baja por la garganta. También con carácter,  la palinca, bebida muy conocida del norte de Transilvania. Se obtiene de la destilación de ciruelas, albaricoques y peras. Si se deja reposar lo suficiente alcanza tasas considerables de alcohol.

Y para acabar el rachiu; un aguardiente de orujo, perfecto para cualquier digestión tras una copiosa comida.

La cerveza rumana es una bebida apreciada, pero el verdadero orgullo del país son sus vinos, una amplia selección excelente por su variedad y calidad. El cultivo tradicional de la vid en Rumanía se remonta a la época de los dacios, y desde entonces conserva una cepa autóctona que produce un vino blanco llamado feteasca, si bien también se ha podido obtener una variante negra.

  

 Este viaje te hará cambiar las ideas preconcebidas que tengas sobre Rumanía. Las fiestas de los pueblos rumanos, consisten en comer, bailar alrededor del fuego, disfrutar de la música folclórica y derrochar esa energía comunicativa que tienen los rumanos. Son momentos especiales en los que la amistad es la esencia de la fiesta. En ellas se encuentran presentes todas las generaciones entremezclándose con un gran ambiente. 

Las comidas rumanas son consistentes, es cierto, pero eso no le resta sabor: son deliciosas. Los olores y sabores que surgen de las cocinas de las madres rumanas son increíbles. No faltarán algunos de estos platos en las fiestas de los pueblos rumanos, junto con la música, el fuego y la gran energía comunicativa entre que tienen los rumanos.

Si te apetece degustar estos platos y experiencias,  vente solo o en grupo con AñosLuz En El Mundo a Rumanía,  te dejamos el enlace de nuestra próxima salida en Navidad: https://bit.ly/2QHpnFU


Rumanía,  Noviembre 2018.

Texto © María García

Fotografía AñosLuz En El Mundo

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