Aparato, sueño y destino

Aparato, sueño y destino

Hace pocos meses sobrevolaba los cielos de oriente camino de la India. Hacia el Este la inevitable oscuridad del cielo hacía presagiar que nos dirigíamos hacia la noche. 

Unos anaranjados rayos de sol iluminan la cabina de nuestro Boeing indicándonos que el día se va. Me asomo a la ventanilla, de cuando en cuando suelo asomarme siempre a la ventanilla del avión. No entiendo esa “moda” incipiente de llevar las ventanillas cerradas. Aunque vueles a 9000 o 10.000 metros siempre atisbas un poco de paisaje, una forma de sentir. Esta vez, me tengo que contener para no lanzar un grito de exclamación, que de seguro, los viajeros no hubieran entendido. ¡Estábamos sobrevolando justo por encima del Monte Ararat! ¡Qué maravilla!, los últimos rayos del sol poniente acariciaban “mi cima”. Estaba preciosa, blanca de la nieve de comienzos de Abril. ¡Cuántos recuerdos acudían en tropel a mi cabeza!.

En 1983 nos fuimos en furgoneta para intentar escalar la histórica montaña. Nuestra expedición se topó con la negativa y la intransigencia de los militares turcos que en aquella época custodiaban una frontera caliente con la extinta URSS. El Embajador español en Ankara, en aquel tiempo, un tipo rechoncho que vestía con pantalones de raya diplomática sujeto de amplios tirantes tampoco nos ayudó, "miren no me busquen problemas, váyanse mejor a la playa", nos dijo el patán. Muchos años más tarde volvimos a “nuestra montaña” y en 2006, por fin, pudimos subirnos sobre los 5.165 metros de la montaña de Noé. Nuestra asignatura estaba resuelta. Por fin habíamos escalado el “Techo” de Asia Menor, la montaña que “guarda la Nave del Mundo”, como escribió Marco Polo en su libro de las “Maravillas de Oriente.

Aquella noche de mediados de Julio de 1983 Miguel Ríos ofrecía en Jerez su concierto “Rock & Ríos”. Eran tiempos de cambio, las canciones hablaban del “año 2000, el milenio caerá…”. Éramos muy jóvenes y teníamos todo el tiempo por delante. Aquella Expedición no consiguió su objetivo pero tras más de 15.000 km en furgoneta pondría las bases y sembraría en algunos de nosotros una semilla, la de la pasión por el viaje.

Cielos y tierras de Turquía, 1983, 2006 y 2017.

Jerez, Junio de 2017.

© Faustino Rodríguez Quintanilla, textos y fotos

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