Atrás ha quedado el “Paso de Cortés”, las laderas del volcán Iztaccíhuatl, los bosques de La Malinche y los árboles gigantes de las laderas del Popocatplt, el “Popo”, para los mejicanos. Uno siente cierto escalofrío al recordar como aquéllos pocos españoles cargados con armaduras de hierro cruzaron por aquí y conquistaron un continente.