Esta mañana da pereza salir del saco calentito. Llueve a cubazos y los caminos se han convertido en ciénagas y, además, ya no nos queda ropa seca que ponernos.
Katerina está ya bien tocada por tantos días de esfuerzos y le cuesta trabajo arrancar, pero aún así, no emite nunca ni un gemido de cansancio, a la vez que una amplia sonrisa dibuja casi siempre su cara. Katerina nos conoció a través de nuestros guías y se unió a nuestra expedición a la “Ciudad Perdida”. Katerina es economista y trabaja para una empresa que hace servicios para la Administración suiza, con la suerte de que puede pedirse largas vacaciones e incluso permisos no retribuidos. Lleva dos meses viajando por Sudamérica y dejó a su compañera haciendo surf en las playas de Ecuador, mientras ella prosiguió hacia Colombia, donde la conocimos. –Me aburre el surf, prefiero la acción, nos confiesa. Katerina es también militante del Partido Verde Liberal Suizo. Está muy ilusionada y se presentará a las próximas elecciones para el parlamento helvético. A uno de mis compañeros, que se dice que es “anarquista” y“anarcosindicalista” no le entra en su cabeza que se pueda ser a la vez “verde” y “liberal”. Mi compañero se quedó en el siglo XIX o a comienzos del XX y el fragor de la selva y la determinación de la joven y simpática política lo tenían aturdido. -Bueno, pero, ¿qué es eso de “verde liberal”?, le espetó una de las veces. Katerina, con una voz suave, como modelada por el chocolate “Milka”, le dijo: "Simplemente se trata de menos Estado, más verde”. Nuestros jóvenes guías colombianos no prestaban mucha atención al coloquio, tenían suficiente con blandir sus grandes machetes para abrirnos paso en la tupida selva, en nuestro camino a “Ciudad Perdida”.
Selvas de camino a “Ciudad Perdida”. Sierra Nevadade Santa Marta, Colombia. Noviembre 2010.
Jerez, Marzo 2017.
© Faustino Rodríguez Quintanilla, texto y fotos.
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