Thomas Cook no habría imaginado que un día, 176 años después de su primer viaje organizado, los turistas podrían ser maltratados en su lugar de destino por el sólo mero hecho de serlo.
Una panda de descerebrados, talibanes bien alimentados, sin más ocupación que la de ciscarse en el contribuyente, han saltado estos días a las noticias por sus ataques a turistas o a intereses turísticos. El turismo, como la mayor parte de las actividades humanas tiene su lado positivo y su lado negativo. En los últimos años, dada la facilidad y flexibilidad, sobre todo del transporte aéreo, determinadas zonas y ciudades, se han visto desbordadas no ya sólo por turistas sino también por otros fenómenos que yo llamaría "aturísticos", leáse "charters alcohólicos", que junto con la propia actividad turística han venido a invadir los espacios urbanos tradicionales. Todo ello, al tiempo que han surgido, gracias a Internet, nuevas formas de contratación y ofertas extra hoteleras que distorsionan enormemente la sostenibilidad natural y social de un lugar determinado. Está claro, pues, que habrá que regular y conciliar intereses pero lo que no es concebible es permitir que los "cachorros" rabiosos de cierto nacionalismo cavernícola impongan su "orden" de niñatos bien cebados.
Estos días ha llegado a mi poder el magnífico libro "Nostalgic Journeys", un álbum de fotos de la época dorada del turismo. Es una época que ya no volverá pero en todos nosotros está, demandantes de servicios turísticos, empresarios y gobernantes llegar a regular una actividad que, bien ordenada, es el futuro de muchas sociedades, la salvación de muchos pueblos y ciudades abandonados a la deriva.
Jerez, Agosto 2017.
© Texto Fasutino Rodríguez Quintanilla
Fotos del libro: NOSTALGIC JOURNEYS. Ed. TeNeues. 2017.
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