Nieves...


NIEVES.... aquel lejano en el tiempo mes de Diciembre nos habíamos desplazado a la cordillera del Alto Atlas Central con el objetivo de ascender el monte Mgoun, de 4.068 m. en invierno. El Djebel Mgoun es uno de los cuatro miles más aislados de Marruecos. Después de varios días de travesía llegamos a la cabaña de Tarkedit, bajo la cima. El tiempo comenzó a cambiar rápidamente y unos cielos velados en la tarde hacían presagiar que la borrasca estaba cercana. Mohamed, nuestro fiel mulero, estaba nervioso. Nos desaconsejó intentar la cima, algo anhelado por nosotros, pues quería regresar a la tranquilidad del valle de Tabant antes de que la nieve cerrara los puertos y nos impidiera el paso. Mohamed temía por su querida acémila, parte además de su sustento. Aquélla noche y muy a nuestro pesar renunciamos a intentar ascender al pico, lo que complació y calmó los ánimos de Mohamed. Muy temprano en la mañana nos disponíamos a regresar y Mohamed se calzó su abrigada ropa para el frío, para poco después encabezar nuestra comitiva de regreso. Horas más tarde la ventisca arreciaba en los puertos de montaña mientras nos abríamos paso como podíamos entre la nieve. Mohamed y su mula fueron buscando la ruta más adecuada y afortunadamente fuimos franqueando los puertos. Muchas horas más tarde llegábamos al confort y refugio de las primeras casas de Tabant. Seguía nevando pero ya teníamos refugio seguro. En estos días de frío intenso y grandes nevadas me he acordado de éste y otros muchos momentos vividos en las nieves de tantas montañas. La nieve realza los paisajes y acrecienta su belleza pero es además un elemento complicado ante el que tenemos que actuar con conocimiento, previsión y prudencia.

Faustino Rodriguez Quintanilla.

Macizo del Monte Goum, Alto Atlas Central, Marruecos. Diciembre 1989.